6/02/2013

Cerámica metalizada en Santa Trega

El pasado sábado, 25 de Mayo, asistimos a la segunda edición de los Talleres de Arqueología organizados por el Patronato Municipal del Monte de Santa Trega (Noticia del Taller de Arqueología). El título de la actividad, Cocer, fermentar y amasar: Alfarería y pan en el Trega, no dejaba indiferente a nadie. Ahora que el público demanda nuevas experiencias vinculadas al mundo de los castros, ir más allá del papel de inmóvil oyente de una lección magistral, y pasar a ser el auténtico protagonista, aprendiendo a confeccionar  la decoración de un cacharro castreño o compartir abiertamente nuestras dudas con los encargados del trabajo de cocción de la cerámica. Tampoco quisiera olvidarme otra de las actividades del taller basada en el proceso casi mágico de creación del pan basado en “recetas castreñas”. El adjetivo de mágico no es fortuito si pensamos que incluso hoy en día nuestros abuelos atribuyen propiedades milagrosas a la transformación del cereal en un producto tan sabroso como el pan. Tengo que decir que aparte de la apariencia (ver la foto inferior), el pan de trigo a modo castreño estaba bastante rico.



Dentro de todas las actividades realizadas me voy a detener en un cacharro muy singular, y no es  la pequeña pieza que tenemos en el MUVICC con la denominación de Caldero de Santa Trega (Catálogo del MUVICC). La joya de la corona recae sobre una pieza pendiente de digitalizar por los técnicos del MUVICC, conocida de forma oficiosa como “la perlada”. Su peculiar decoración plástica en pequeños botones que cubre prácticamente 2/3 partes del cuerpo de la vasija, combinada con ese peculiar color negruzco que le proporciona un aire metálico y la convierte en una cerámica excepcional, extraordinariamente bella y que deja abierta al mundo de las especulaciones sobre su función y significado ne el pasado. Más cercano a su uso ritual por parte de los reyezuelos del castro que a otras actividades cotidianas.



El recipiente-artilugio empleado para la cocción de las vasijas fue una reproducción de un enorme “Caldero” encontrado en Castromao (Celanova, Ourense). Se trata del cacharro que vemos en la foto inferior y que tiene en su base una serie de agujeros, a modo de parrilla.

En principio este utensilio sería utilizado en la cocina, pero viendo su similitud con otros calderos europeos, también utilizados como hornos, se pensó que esta mera suposición científica podría alcanzar mayor grado de certidumbre, y así se pasó a la experimentación. El resultado fue positivo, tal como demostró Tomás, el alfarero de Gundivós (Sober) encargado de guiar la cocción, con el acertado sonido de campana emanado de las piezas recién salidas del horno. A continuación mostramos un pequeño reportaje fotográfico en el que podéis seguir todos los pasos seguidos durante la cocción (Fotos de Darío Peña).













Y aquí llegaba el momento más esperado, no exento de tensión, nuestra niña bonita, "la perlada", se disponía a ver la luz. Cualquier pequeño error acabaría con la pieza más importante de todas.

Salía entera y perfecta aunque de color anaranjado, muy alejado del tono que podemos apreciar en el original, hallado en el propio castro Santa Tecla, que como ya comentamos antes se caracterizaba por un tono más metálico, como correspondía a una sociedad presuntamente guerrera, por lo menos en la apariencia. Aquí os dejo más fotos sobre el ahumado realizado a posteriori para conseguir esta tonalidad tan característica de la cerámica castreña.







Ahora, si queréis verla de cerca, podeis acudir al Museo Arqueolóxico do Monte Santa Trega, situado en la localidad costera de A Guarda (Pontevedra). Ahora, si lo que queréis es tenerla para vosotros solos, podéis adquirirla en el taller de cerámica castreña que se encuentra en la localidad de Cuntis (Pontevedra), en la sede de la Fundación Terra Termarum Castrolandín. En ambos caso, si os gusta el MUVICC, la realidad es todavía más emocionante.

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